Catalina Valenzuela, Humanista, critica el “Acuerdo por Chile” y enfatiza en su carácter pseudo democrático

“En pleno siglo XXI, pretender instaurar procesos pseudo democráticos (en referencia al actual proceso constitucional), amparados por el mismo sector que detenta el poder y quienes nombrarán las tutorias del mismo, parece un triste espectáculo”.

Semanario Aula Magna entrevistó en exclusiva a la ex presidenta y actual militante del Partido Humanista, Catalina Valenzuela Maureira. La activista nos comenta su lucha feminista, su posición crítica y la del conglomerado que representa respecto del actual proceso constitucional, así como de la realidad actual del partido y su proceso de reconstrucción.   

Revisa a continuación la entrevista completa

ACTIVISMO FEMINISTA

En el marco del Día Nacional Contra el Femicidio el pasado 19 de diciembre, el presidente Gabriel Boric y la ministra de la Mujer y Equidad de Género, anunciaron un proyecto de ley que tipifica los delitos de inducción al suicidio y suicidio femicida. ¿Cree usted que esta ley incorpora derechos específicos para las víctimas de violencia sexual en el transcurso de la investigación y evita su revictimización?

“Ciertamente esta ley, como cualquier otro esfuerzo, es un aporte. Sin embargo, es evidente que como sociedad tenemos todo por hacer. La trágica constatación nos llegó justo después de promulgada la misma con el asesinato de Fabiola Vargas, matrona, que fue golpeada hasta morir en manos de quien fuera su pareja: el psiquiatra Ricardo Yevenes.

Es claro también que se requiere la transformación urgente y necesaria en todos los niveles del Poder Judicial, como condición ‘sine qua non’, ya que es del siglo pasado, sea efectiva en casos como el descrito y en otros cuerpos legales. Además, se requiere incorporar un enfoque interseccional y de género debido a que es la única forma de asegurar la no repetición de estos espirales de revictimización, tal como nos toca ver nuevamente durante estos días con el caso de ‘Martín Pradenas’, un depredador sexual, que habiendo sido juzgado y sentenciado, podría volver a fojas cero. Muchos tememos que lo que actualmente se acusa como una supuesta irregularidad y que podría anular el fallo de Pradenas, sea otra estratagema para reducir o eliminar por completo su pena carcelaria”.

¿Se involucrará usted en la lucha y representación feminista que se geste en el nuevo proceso constitucional?

“Claro, ¿sería posible no hacerlo? Quienes estamos en distintas causas entendemos la necesidad de no abandonar en ningún momento el frente, sobre todo cuando se viven momentos de involución democrática, que se asemeja a lo que dice el profesor Nash: ‘(...) regresión autoritaria (…)’, donde todos nuestros derechos están en peligro.

Como feminista de una generación intermedia entre nuestras compañeras históricas que hoy siguen dando la pelea y aquellas nuevas generaciones, me corresponde hacerme parte de lo que los espacios dispongan. Los nuevos aprendizajes son claros en cuanto a que todo debe estar en función de lo colectivo y lo territorial”.

¿Cuál es el análisis que realizaría respecto a la consideración de las fuerzas feministas por parte del Gobierno del presidente Gabriel Boric y su conglomerado?

“Creo que hay que hacer el ejercicio de diferenciar entre lo que significa ser activista, en este caso feminista, desde orgánicas politicas y/o sociales; y la colisión natural de intereses que se da desde las distintas posiciones, como lo es, por ejemplo, actuar desde el oficialismo o gobierno.

Más allá de un ánimo crítico gratuito, y esperando dejar en claro también, que a cada una nos toca dar nuestras luchas desde nuestras distintas posiciones. Si las partes entienden que eso es lo que corresponde, entonces se podrán construir puentes que permitan avanzar hacia lo colectivo, que es finalmente lo importante.

Lo que no puede pasar, es que olvidemos nuestros roles, que es justamente lo que nos corresponde defender. Se entiende que habiendo intereses en común debe generarse un equilibrio donde existan acuerdos y desacuerdos, y es ahí donde la prioridad debe lograr correr el cerco para todos/as”.

PARTIDO HUMANISTA EN LA ACTUALIDAD

Después de perder su legalidad en febrero de este año, el Partido Humanista consiguió las firmas necesarias para inscribirse en el Servicio Electoral como colectividad. Actualmente tienen la figura de partido político. ¿Qué hechos gatillaron la desintegración del partido? ¿Cree usted que principalmente se debió a la modificación de la Ley de Partidos Políticos?

“Como orgánica alcanzamos a estar presentes en las últimas elecciones, con 28 concejalías, dos alcaldías y tres diputaciones, lo que ciertamente, y dada las condiciones a pulso, indica presencia y acción territorial. De hecho, tuvimos participación en 15 de las 16 regiones.

Y en lo concreto, efectivamente hubo una modificación a la Ley de Partidos, que lamentablemente fue poco consciente de la estructura conjunta y del daño democratico que significó en su bajada. Además, más allá de la crítica política puntual, en lo práctico costó muchísimo ejecutarla, puesto que no coincidían ‘las líneas introducidas’ con el resto del articulado, lo que ciertamente parece poco responsable a la hora de generar modificaciones en cualquier ley.

En el análisis político, llama la atención de que este tipo de acciones siempre termina recayendo sobre los más débiles, en este caso siendo nosotros/as un partido con historia pero con un despliegue reducido tanto en lo mediático como económico. Sabemos que esta característica del partido es consiente, pero fue perjudicial para efectos de esta ley.

No deja de ser llamativo que se fomenten leyes que propendan a la desaparición de la diversidad de partidos, que somos los que justamente marcamos tendencias contra hegemónicas, como es el caso de la mayoría de las 12 orgánicas que fuimos disueltas, versus aquellas históricas y/o bien posicionadas en función de sus redes, que se caracterizan por ser dueñas o socias de medios masivos, con capacidad adquisitiva y con grupos económicos vinculados al retail y a la banca. Esto se traduce en menos democracia, en una tendencia duo y hasta monopólica de las miradas”.

¿Cómo ha sido el proceso de estructuración del partido? ¿Existe presencia por parte de militantes históricos del partido, o más bien son caras nuevas que representan a la juventud militante?

“Al ser un proceso de reconstrucción, es una mezcla de esos distintos espacios, que por lo demás es bastante ‘orgánico’. Todo lo nuevo brota de lo viejo, y sin embargo trae su propia impronta, que es lo que debe suceder y lo que nos permite evolucionar. Esa es la aspiración”.

Los diputados Pamela Jiles y Tomás Hirsch, militantes históricos del conglomerado, se desmarcaron del Partido Humanista y cada uno de ellos se encuentra involucrado en proyectos propios. ¿Qué hechos gatillaron estas desvinculaciones? ¿Cree usted que el exceso de “polémicas” fue uno de los motivos que derivó en estas salidas?

“Diría que parte de la pregunta incluye la respuesta, y es que efectivamente ambos generaron proyectos personales. Y los Humanistas somos un colectivo que privilegia lo conjunto por sobre cualquier personalismo. Aunque haría la aclaración de que solo el Sr. Hirsh podría ser considerado histórico, ya que la Sra. Jiles nos acompaño como militante desde su anterior elección.

En relación a las polémicas, como mucha gente intuye, estas son parte del hacer político. Recordemos que el 50% son gestos (ejemplo de ello son los antiguos conflictos relacionados a esta área, donde bastaba que las cabezas se dieran la mano en un acto público para dar por cerrado el mismo, aunque más tarde intentasen envenenarse), y me parece que ciertamente ambos son personas inteligentes que logran calcular y proyectar el alcance de sus actos y omisiones. No creo en el azar”.

Respecto del distanciamiento con Pamela Jiles, lo evalua positiva o negativamente en relación con la recuperación de la identidad del Partido Humanista? ¿Se puede afirmar que Jiles contribuyó a fortalecer el Partido, o más bien lo desperfiló?

“Como es una entrevista personal, solo puedo dar mi mirada, y esta es que cualquier relación humana de mutuo acuerdo, aunque termine en condiciones no planificadas, siempre es un aporte. Me parece una mala práctica y poco honesta el renegar de nuestras vinculaciones, ya sea en cualquier nivel.

En el caso de la Sra. Jiles, nadie puede negar el papel que jugó en un momento crítico e histórico, tanto contra un gobierno violador de Derechos Humanos como en la solución práctica que se planteaba de cara a una necesidad concreta: los retiros de porcentajes desde las AFPs.

Es evidente que esa sintonía cambió por ambas partes, lo que puede pasar en toda relación y que es justamente la situación actual”.

¿Cuál es la relación que mantiene el partido con el presidente Gabriel Boric y su Gobierno? ¿Se adhieren a su gestión actual?

Para nosotros como partido político, no es un tema de adhesión o no a un gobierno, sino que responde a un bien superior: la ciudadanía (valor central). Apoyaremos toda acción que aporte a mejorar las condiciones de vida de la población, que impulse un desarrollo basado en DDHH, y rechazaremos a su vez cualquier intento destinado al fortalecimiento de este sistema anti humanista, que promueve el abuso y explotación, superponiendo intereses de los grandes grupos económicos al buen vivir.

Si el gobierno lo hace bien, a todos/as nos va bien”.

¿Qué objetivos y luchas persigue el partido actualmente? ¿Qué es lo que distingue al partido de las otras colectividades políticas?

“El Partido Humanista tiene desde sus inicios una misión clara, que es humanizar a la política, lo que puede sonar súper abstracto pero se traduce en poner al ser humano como valor central. Si quisiéramos graficar aquello, es entender por qué las políticas públicas que no lo hacen están destinadas al fracaso. Ejemplo de esto son las listas de espera, que claramente atentan contra lo humano, por ende, y tomando como referencia este caso, es necesario que la Salud sea un derecho constitucional de una vez por todas.

Otro ejemplo de no planificación en torno a la ciudadanía es el lanzamiento del Transantiago, que dejó a las comunas dormitorios y aquellas con mayor número de habitantes casi sin conexiones, o con buses que no entraban en las calles. Esa es la evidencia que nadie pensó: en quiénes y dónde usaban los servicios.

La seguridad y sus causas, otro gran tema para nosotros, parten de un sistema inhumano pues saca a relucir lo peor de la gente. Este tema no pasa solo por ‘delincuencia’, sino tambien por prevención y cuidado. Nuestro foco no es solo quedarnos en los efectos, debemos construir una sociedad justa en derechos y oportunidades. El punto es recuperar el respeto y las responsabilidades sociales como bases de una construcción sólida.

Somos partidarios de poner al ‘Ser Humano como valor central’, lo que significa que cada diseño desde el Estado debe partir pensando en quiénes reciben este y en qué condiciones.

Ese es nuestro aporte”.

¿Qué desafíos aborda el partido actualmente?

“En lo concreto, seguir legalizando el resto de las regiones y obviamente apoyar en el proceso social, más allá de lo institucional, que subsumido en el desazón, está en curso de un ‘momento Constituyente’. Este proceso no es ni más ni menos que ponernos a disposición de las necesidades de los territorios y de las definiciones de los movimientos sociales que buscan fortalecer los DDHH, recuperando su dignidad. Nos parece la mejor forma de aprovechar el levantamiento en terreno, pues le da todo el sentido a nuestra acción.

Por último, con nuestra re-legalización, queremos re-encantar a la gente en re-construir la sociedad. Ahora es el momento y no otro. Queremos terminar con la apatía hacia la política, que viene de esta no participación porque otros la han utilizado para sus fines personales, por ello, es necesario recuperar la política para que todos/as aportemos a hacer de Chile un país más Humano”.

ACUERDO POR CHILE

¿Ustedes como partido se harán parte del proceso?

“Como partido, hemos sido y somos parte desde siempre del proceso social y cultural de cambio de Constitución. Hemos venido tirando la Constitución a la basura desde el año 99, con la franja presidencial específicamente, y nos seguiremos haciendo parte de todo lo que involucre.

Respecto a lo institucional, es distinto. Estas definiciones son tomadas por toda la militancia y estamos en el proceso interno para aquello. Por ahora, claramente, no tenemos nada que ver con lo hecho, ya que tal como declaramos con el anterior ‘Acuerdo por la Paz’, nuestra orgánica no se cuadrará jamás con acciones de espalda a la ciudadanía, menos si lo que se pretende es mantener las mismas reglas impuestas por una dictadura y el grupo de poder de turno”.

¿El Partido Humanista prepara alguna estrategia de acción frente al nuevo proceso que se está gestando en torno a la elaboración de una nueva Carta Magna?

“Para nosotros como colectividad, la estrategia de acción está definida hace tiempo y es en base a la Asamblea Constituyente, que nos parece el único medio legítimo de generar soberanía, más allá del nombre que se le quiera dar. En nuestro último encuentro nacional, definimos el fortalecer la integración con comunidades organizadas y el levantamiento de frentes de acción orgánicos que den respuestas de lo local a lo nacional”.

¿Cómo esperan ganar presencia suficiente y fuerza comunicacional para posicionarse como un partido relevante dentro del escenario político constitucional?

“Como partido, seguiremos en el intento permanente como siempre, y buscaremos reforzar el trabajo a través de redes y medios alternativos e independientes. Afortunadamente, los medios tradicionales cada vez quedan más en evidencia respecto a lo cooptados y serviles que se encuentran debido a su dependencia de las esferas de poder, lo que hace que más gente busque información oportuna y fidedigna en medios independientes. El fenómeno ‘fake news’ está claramente identificado y hay que aprovechar de ganar ese espacio para fortalecer otros referentes”.

A su juicio, ¿en qué pie quedarán las instituciones de democracia directa si se acepta en el punto de partida de la nueva Constitución una democracia representativa tutelada?

“En ninguno. Este proceso es un retroceso civilizatorio democrático y de DD.HH, literalmente la democracia se va a la UCI con las piernas quebradas.

En pleno siglo XXI, pretender instaurar procesos pseudo democráticos, amparados por el mismo sector que detenta el poder y quienes nombrarán las tutorias del mismo, parece un triste espectáculo. Solo interesante, según mi perspectiva, en cuanto la posibilidad que ofrece de intentar, como corresponde a los procesos sociales, re-encauzar la lucha por los territorios por parte de sus pueblos y gentes, al igual que el anterior”.

¿Cree usted que el reciente “Acuerdo por Chile” incurre en un error al no considerar  a los movimientos sociales y a los independientes en el Acuerdo?

“Creo que el error es anterior, donde hasta el nombre da cuenta de esto: ‘Acuerdo POR Chile’. Esto recuerda la clásica frase ‘por el pueblo y para el pueblo, pero sin el pueblo’, que representa al despotismo (absolutismo) ilustrado, donde incluso, y a propósito de lo mismo, aparecen quienes pretenden ser o parecer al menos esos iluminados, sin representación política ni orgánica territorial y sin tener otro mérito que autoproclamarse intelectuales, que aparecen opinando y hasta firmando. Y eso sin hablar de toda clase de personas invitadas, incluidos delincuentes bien conectados.

Y ciertamente una vez montado este ‘acuerdo’, es un doble error el nuevamente no incluir a quienes pueden ser depositarios legítimos del/los soberano(s). Recordemos que la soberanía radica en nuestros pueblos.

Este proceso nos empuja hacia un espiral sin fin, tipo ‘dia de la marmota’, donde se ve difícil lograr avances reales debido a que los/as ‘tutores’ del ‘acuerdo’ son realmente guardianes del orden establecido, cuya máxima se traduce en la defensa de la mantención de los espacios de poder, concretamente, en las mismas manos.

Sin movimientos sociales, sin independientes, sin paridad, sin pueblos originarios y sin diversidad, estamos condenados/as a seguir viviendo en el siglo pasado como mansos/as consumidores, sin DD.HH legitimados”.

Algunos cientistas políticos afirman que en los 90 días de negociación frente a un nuevo acuerdo por una nueva Constitución, ningún conglomerado de activismo social se organizó para presionar por una Convención enteramente electa, con listas de independientes y mayor presencia de escaños reservados. ¿Cree usted que estos análisis se acercan a la realidad? ¿Se une usted a estos dichos? ¿Qué razones atribuiría a este fenómeno?

“Parece evidente que para todos los grupos organizados e individuos que trabajamos en impulsar durante estos últimos años (algunas décadas) una nueva constitución, con características cercanas a la Asamblea Constituyente, la pérdida de esta posibilidad ha sido un gran golpe. Y no por el mero hecho de ‘perder’, porque creo que la gran mayoría estamos acostumbrados/as en este sistema a no ser los ganadores, sino más bien por el desazón moral que nos ha significado tener la evidencia empírica de que la Colonia late en nuestro pecho con fuerza, que el temor sigue siendo un gran móvil y donde la posibilidad de un cambio que nos 'desestabilice', incluso para quienes no tienen nada estable, es más fuerte que la posibilidad de un futuro donde está todo por hacer, y, por tanto, todo por ganar. 

Y es justamente esa desazón la mayor ganancia para una clase política (de la que como Humanista no me siento parte) que no quiere cambiar su forma de vida desde hace mas 200 años, y que hoy nos pesa con fuerza.

Lamentablemente, si bien la organización y movilización sigue, habita en un cuerpo que aún se desangra. Un cuerpo anémico y famélico que debemos recuperar, nutrir, fortalecer, porque la historia nos muestra que no muere, que siempre se vuelve a levantar, y esa es la esperanza que se mantiene. Sin embargo, los tiempos nos juegan en contra, porque el juego político se asemeja bastante al de la guerra, puesto que el sector ‘ganador’ procura sacar ventaja del ‘vencido’, tratando de ultimarlo una vez que cae. La gran diferencia es que estos procesos son más grandes, y si bien hoy no se está pudiendo empujar con más fuerza, mañana será otra cosa. Lo que no se logre resolver en este minuto, volverá a presentarse en nuestra historia más temprano que tarde, no por una perspectiva mística y filosófica, sino por la evidencia empírica que nos muestra que todo se repite, pero además porque los procesos se aceleran, vale decir, aquello que tardaba 20 o 30 años, hoy en 2 a 5 es una realidad”.

¿Está de acuerdo con los dichos del diputado humanista Hernán Palma, quien fue vestido de chef el día en el que se firmó el “Acuerdo por Chile” para acusar que el mismo Acuerdo se elaboró en una “cocina”, aludiendo a que “hay un mundo allá afuera que no está acá dentro, que no está conforme con esta manera de hacer política”? ¿Cree usted que esta acción los representa como partido?

“El diputado Palma, actualmente, es independiente, y por tanto es una opinión libre que doy en el contexto de la amistad que por años hemos mantenido. En este marco, opino que efectivamente a los/as humanistas nunca nos ha molestado ni asustado la irreverencia, ni ser capaces de apelar a otros medios no violentos, como la lúdica, para poder evidenciar, denunciar y potenciar nuestros mensajes.

Respecto al término cocina, ciertamente todos/as lo conocemos, y es justamente ese tipo de acciones, hechas de espalda a la ciudadanía y por un grupo selecto, donde los acuerdos han sido tomados previamente respecto de aquello que nos involucra a todos/as”.

El partido político Acción Humanista fue parte y firmó el “Acuerdo por Chile”, ¿qué análisis le merece este involucramiento? ¿Cree les representa a ustedes como partido en alguna medida?

“En forma alguna nos representa. Es otro partido, con otra dirección y un grupo fundador que abandonó nuestra orgánica, que creo que es un hecho elocuente en cuanto a los focos respectivos de interés.

El único análisis que puedo hacer es que, evidentemente, somos proyectos distintos, nuestras prioridades no se tocan, y no me corresponde evaluar lo que otros hagan”.